
Los adolescentes no están preparados para tener un hijo. Esta es quizás la condición más exquisita de la adultez. Ser padres requiere de un aprendizaje duro de la vida. Debería ser enseñado en las universidades, las cuales, des afortunadamente, solo informan, olvidándose de su enorme compromiso educativo dirigido a los adolescentes juveniles.
Si la niña no está en condición de asumir el bebé y los padres lo van a criar, deben ser conscientes del riesgo de que en poco tiempo pueden ser despojados de una criaturita que les hace la vida completa. Si esto se despeja desde el principio, se ahorrarán dolores innecesarios.
Aun cuando las campañas educativas deben estar dirigidas hacia la abstinencia y hacia las actividades distractoras de grupo (como el deporte, el teatro y los grupos musicales), que protejan de una sexualidad inmadura y de altísimo riesgo, también es cierto que hay culturas que aceptan complacientes la entrada a la sexualidad heterosexual de los adolescentes juveniles.Es frecuente ver en estos países como los muchachos al entrar a la universidad comienzan a tener sexualidad activa con sus parejitas de enamorados, con la anuencia de los padres y en sus propias casas, compartiendo con ellos un entrenamiento de pareja que los afianza en la fidelidad y en una sexualidad no promiscua y peligrosa. Es un modelo que aún no ha llegado a nuestra comunidad, pero debemos estar preparados para enfrentarlo.
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