lunes, 9 de noviembre de 2015

Protección para la sexualidad

Sexo seguro es la denominación de una serie de recomendaciones y prácticas en las relaciones sexuales con el propósito de reducir el riesgo de transmitir alguna infección de transmisión sexual, como el SIDA u otra infección así como el de facilitar el control de la natalidad mediante el uso de métodos anticonceptivos u otras prácticas sexuales.
El concepto sexo seguro es recíproco por lo que implica el mantenimiento de relaciones sexuales que no pongan en riesgo la salud de otros. Algunas prácticas de sexo seguro como el uso del preservativo son eficaces para prevenir las enfermedades de transmisión sexual y como métodos anticonceptivos por lo que contribuyen, en las parejas heterosexuales, a evitar embarazos no deseados.
El uso del condón o preservativo en las relaciones sexuales constituye una práctica sexual segura por su eficacia para prevenir las enfermedades de transmisión sexual en todo tipo de relaciones y como método anticonceptivo por lo que contribuye, en las parejas heterosexuales, a evitar embarazos no deseados.



Factores de riesgo.
Como en cualquier actividad, no existe una garantía de tener una relación sexual sin riesgo alguno, o 100% segura; sin embargo, las circunstancias en las cuales son realizadas las relaciones sexuales puede modificar sustancialmente, incrementando o decreciendo, el nivel de riesgo al contagio de ETS al cual se enfrentan las personas. Algunos dicen que en vez de hablar de "sexo seguro", se debe tener como meta "sexo más seguro" 
El riesgo a nivel biológico
Las ETS principalmente se transmiten por el intercambio de fluidos durante el coito, pues éstas son provocadas por microbios (bacterias, hongos y protozoarios) y virus, los cuales necesitan de estos medios, cada cual de un modo específico, para infectar un nuevo huésped; por tanto, es importante tener en cuenta las regiones (y fluidos) del cuerpo que entrarán en contacto para la evaluación del riesgo de contagio. Típica mente, son las mucosas, el semen y la sangre donde se encuentra la mayor concentración de factores de contagio.
La piel es una excelente barrera para una gran cantidad de infecciones no solo sexuales sino de una sintomatología mucho más diversa. Sin embargo, algunos ectoparásitos como la ladilla pueden infectar otro cuerpo por el contacto de la región infectada, en este caso, el pubis.
Reducción de riesgo
Un problema en el movimiento hacia el sexo seguro, o más seguro, es el hecho de que algunas prácticas disminuyen el riesgo, pero no lo eliminan. Las autoridades no saben qué aconsejar, y de hecho no dicen nada. Por ejemplo, de hecho, se ha dado un movimiento desde el coito sin preservativo al sexo oral sin preservativo, desde los años 1980, cuando se conoció la existencia del virus sida. Tal cambio de práctica indudablemente reduce sensiblemente el riesgo de transmisión sexual de infecciones. Pero no lo elimina, y el uso de una barrera lo reduce bastante más, y la abstinencia sexual más todavía, al cero. Pero aconsejar la abstinencia como protección de las enfermedades sexuales, como ha ocurrido en los EE.UU. bajo presidentes republicanos, no ha sido eficaz. 
El riesgo a nivel social

Máquina expendedora de condones en Alemania.
Por otro lado, algunas prácticas de quienes mantienen relaciones sexuales pueden incrementar las posibilidades de contagio de ETS y son calificadas como prácticas de riesgo o sexo inseguro. El riesgo de contagio se incrementa al aumentar el número de encuentros sexuales inseguros.
Por tanto, las consideraciones en cuanto a profilaxis en las relaciones sexuales no solamente debe quedar limitado al plano físico sino además debe tenerse en cuenta el conductual: con quién(es) se íntima, con qué frecuencia, con qué alternancia, en qué condiciones, etcétera.
Prácticas sexuales y su riesgo
El empleo de medios físicos adecuados (llamados de barrera) pueden reducir sensiblemente, según la patología propia del organismo en cuestión, la probabilidad de contagio. Sin embargo, a la actualidad ninguno de estos métodos han logrado evitar completamente el contagio de todas las enfermedades de transmisión sexual, es decir, su empleo no garantiza por completo el no quedar contagiado.
Son prácticas sexuales seguras:
  • Magreo: abrazos, besos, caricias, masajes.
  • Masturbación mutua sin poner en contacto los fluidos corporales (fluidos vaginales, semen, sangre) con las mucosas (genital, ano, boca) de la otra persona.
  • Uso de juguetes sexuales sin intercambiar el mismo juguete con otra persona
  • Coito vaginal con preservativo.
  • Coito anal con lubricación y preservativo.
Son prácticas de bajo riesgo, pero mayor que las anteriores:
  • Felación sin preservativo siempre y cuando no se ponga en contacto el semen con las mucosas bucales.
  • Cunnilingus y anilingus sin barrera de látex.
Son prácticas de alto riesgo:
  • Felación sin preservativo seguida de eyaculación, poniendo en contacto el semen con la boca.
  • Coito vaginal sin preservativo.
  • Coito anal sin preservativo, con lubricación o sin ella.

Factores sociales

Los siguientes factores sociales son efectivos en ayudar a prevenir las infecciones de transmisión sexual:
  • Comunicación en la pareja. Es importante saber si la pareja tiene alguna infección, ha tenido o tiene relaciones sexuales inseguras o pertenece a algún otro grupo de riesgo (uso de drogas inyectables, por ejemplo). Esta comunicación es importante especialmente cuando la pareja es supuestamente o inicialmente monógama y se sospecha que no lo sea.
  • Consultar con un médico cualquier señal que pueda ser un síntoma de una infección, especialmente las que aparecen en los genitales o en la boca.
  • Elegir parejas sexuales que practiquen sexo seguro.
  • No utilizar drogas ni alcohol antes del coito, porque aumentan el riesgo de no practicar sexo seguro.

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